miércoles, 18 de agosto de 2010

LA QUINA

La quina o quinaquina es la corteza del quino o "cascarilla",[1] de aspecto y cualidades diferentes según la especie de que procede.
La quina es un medicamento febrífugo, tónico y antiséptico. Se emplea principalmente como tónica en forma de polvo, extracto, tintura, jarabe, vino, etc.; y al exterior en infusión o cocimiento para el lavado de heridas y úlceras.
Contiene diversos alcaloides,[2] de los cuales los más abundantes e importantes son cuatro, todos útiles como antipalúdicos y empleados colectivamente para preparar la totaquina.

ORIGENES
La corteza de quina era utilizada por culturas precolombinas del Perú como medicamento, antes del descubrimiento del Nuevo Mundo. Sus virtudes fueron reconocidas en Europa recién en 1631, fecha en que fue llevada por el jesuita Alonso Messia Venegas a Roma, enviado por el primer farmacéutico del Colegio Máximo de San Pablo de Lima, el jesuita italiano Agustino Salumbrino quien había observado en el Perú su uso para eliminar tembladeras; luego fue difundida y comercializada por los jesuitas e importada oficialmente por Francia. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron estudios botánicos de varias especies y variedades de quino, incluidas dentro del género Chinchona o Cinchona, por una leyenda que asegura curó a la condesa de Chinchón, esposa del virrey del Perú, conde de Chinchón. Por este nombre se la conoció desde mediados del s. XVIII, cuando el naturalista sueco Carlos Linneo hizo su clasificación científica. Algunos consideran a la corteza de Loja como nombre originario de la quina, “la más importante planta medicinal de ultramar”, que según estas versiones habría sido descubierta a comienzos del s. XVII en el Virreinato del Perú, corregimiento de Loja, cerca del pueblo de Malacatos (hoy Ecuador).

La corteza se impuso como remedio y febrífugo absoluto. La gente de Malacatos y Loja, "conocían, al parecer desde siempre, la virtud de la quina y gracias a ella estaban sanos". La corteza milagrosa se vendía a precio de oro y comenzó a ser demandada cada vez más, llegando a la sobreexplotación intensa de la cascarilla, por lo que está en peligro de extinción.

La quina constituye uno de las materias primas empleadas en la fabricación de la bebida tónica (y medicinal) denominada amargo de Angostura, desarrollada por Johann Gottlieb Benjamin Siegert a comienzos del siglo XIX en la Angostura del Orinoco, ciudad después rebautizada como Ciudad Bolívar, una de las grandes urbes de la cuenca del Orinoco. Mientras traducía el Tratado de William Cullen (A Treatise on the Materia Medica), Samuel Hahnemann descubrió que la corteza del árbol del género Cinchona, era efectiva para el tratamiento del paludismo debido a su astringencia.

Samuel Hahnemann se dio cuenta que otros agentes astringentes no eran efectivos contra el paludismo o malaria y comenzó a aplicar sobre sí mismo para verificar estos efectos, hallando que la droga evocaba síntomas afines al paludismo en su persona, concluyendo que así sería en una persona sana. Le permitió postular el principio curativo homeopático. Un preparado a base de Cinchona en homeopatía se denomina China.





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